martes, 16 de septiembre de 2008

H2O


No quiero dejar de lado lo que se suele dejar de lado.
Las olas perfectas, los viajes con amigos y un buen mate son siempre buena fuente para un buen relato, y a veces hasta algún que otro evento desafortunado, que con el desgaste del tiempo cobra cierta gracia. Pero como muchas cosas en la vida, a las que la costumbre hace que sean casi automáticas e inconcientes, se las deja pasar sin mención.
Una sesión de surf tiene muchos más componentes de lo que uno llega a percibir. Que ese roller que sacó espuma te haya salido bien es genial, pero no más importante que esa revolcada filtrando el campanazo de la orilla. Campanazo que te pone a prueba y te hace sacar fuerzas y un espiritu combativo para seguir mejorando. Remar contra la corriente, correr olas no tan perfectas, probar y probar sabiendo que faltan todavía muchos escalones para poder salir volando de la ola, el frío, el crowd, ese personaje en particular que se te mete en el inside siempre. Tantas pruebas, y todo el tiempo.
Y el mar te lo hace sentir. El agua transmite 500 veces más la temperatura que el aire, y las vibraciones otro tanto, y como el mejor traje a medida, te viste de pies a cabeza, dándole a cada centímetro cuadrado y cúbico más sensibilidad.
Si lo dejás, el mar te enseña todo.

Juan